jueves, 11 de diciembre de 2014

fragmento 2



¿Cómo dormir en las llanuras negras?

Si fueron fin
del día los gredales y del sol la lumbre
pajiza y pegajosa,

a qué ahora tal sofoco de sombras y nada.



                                                                      -fragmentos del desierto-




martes, 2 de diciembre de 2014


Acostumbraba a perseguir seísmos
por sus párpados dormidos; en ellos
adivinaba signos 
de espléndido arrecife.

Si huían ágiles, escuchaba
dromedarios de vidrio
partiéndose en aullidos, multitudes
avanzando por la plaza,
ruidos bruscos de tropiezo,
la caída sin pulmón
y el precipicio.

Si lentos 
tensaban para abrirse,
olía robles, vivía sauces,
sentía brazos entregándole 
su búcaro amarillo.

Pero si pronunciaba palabras
-cuando sus párpados dormidos-,
cubierto con la sábana,
evocaba canciones o facturas
para no entender nada;
no fuera que avanzaran hoces,
martillos, a demoler sueños.



                                                  -de Los Ingenios del Tedio-




sábado, 22 de noviembre de 2014



Como garras corona 
el crepúsculo
la montaña de tu 

                                     ausencia.

Florecen 
estrepitosamente 
nubes en tromba.

Cede el lila

y eso es casi todo.

                       

                                                 -de Alquimia-



-fotografía de Marta López-




jueves, 20 de noviembre de 2014

disfraces



¿Cuándo fue aquello de salir calvos
a la calle, con túnicas de raso
y un par de muérdagos en cada mano,
buscando un tronco o una rendija cálida
como búhos sin presa y sin cobijo?

¿Cuándo aquellos clarinetes reían,
llevando los ojos hacia el poniente,
que no somos más que vino y cordero?

¿O tal vez ahora es cuando sucede
y es ahora el desfile y ahora es martes,
aunque parezca ocaso de festivo
y la calle simule pasarela
que alberga disfraces de alta costura?

Yo ya no recuerdo, después de todo,
si empezó el mismo día el dolor
o si fue algo más tarde; quizá hoy,
llena la casa de pechos y dulces.

Yo ya no recuerdo -después de todo
para qué acordarse de grises días-,
qué nos hizo caminar con las ingles
punzadas, las miradas decaídas,
detrás de esa algarabía que espanta
el torpe pasear de las palomas.

Yo ya no sé por qué se levantaron
muros que venzan el paso del tiempo,
si nada ha sucedido y nada ocurre,
y todo es demolido mientras Ella
Fitzgerald canta un blues en el balcón
invisible: make love to me, my darling.

                                       
                                                      -de Poemia-




jueves, 13 de noviembre de 2014

esperanza


                                     
              


Veremos qué nos aguarda:
si nada, como siempre,
o si nada, para variar.






sábado, 8 de noviembre de 2014


Desfila un cauce de lava en blanco,
el lento declinar del rayo en la pared,
un borde de cereza que rechina
como cualquier tarde...
y es niebla,
compás de mecedora o tormenta,
perverso arrullo
de fisuras hondas, de barrancos
que se forman y perduran
por más que el océano intente
recuperar, entre ojos o piedras,
los palmos perdidos.

Similar vaivén
una, dos
avenidas más arriba, igual
roce de color en las cornisas,
idéntico balanceo.

Seco estruendo el del humo,
la vida,
quise decir.

                               
                                                            -de Los Ingenios del Tedio-




sábado, 1 de noviembre de 2014

planes para la fiesta




Duro cerco el de la migraña.
Duro enfrentarlo cuando la mano danza y muestra
la jugosa exactitud de la cintura.

Dura premonición de lo que al punto
será terca escorrentía entre los dedos.

Duro a secas, como golpe en hueso.

Así las cosas, mejor darse a anochecer,
prestarle espalda
desnuda a la barriada,
y echarse con decoro
dulcemente hacia el olvido.

Duro cerco.

En la calle: la soledad y el viento, y el duro canto
de los primeros pájaros.


                                                                           -Quinto Movimiento-





domingo, 26 de octubre de 2014


Sea el preludio simple,

abierta la mano al recuerdo.
Entremos a un instante ineludible,
acaso una pausa,
una presencia de cipreses
inclinándose.

Quiebre
la penumbra el declive
infinito que adormece,
las cruces de un camino al olvido
adrede ignoradas.

Surja el beso,
deseo de luz
para ojos idénticos,
sufijo desprendido
de sinceras humedades.

Y a espaldas, aquí,
donde tanto fue soñado,
amemos nuestro odio,
odiémonos para acercarnos,

comencemos.


                                                                  -de Olalva-