... la ciencia tiene que convencer; a la poesía le basta con seducir.
- F. Brines -
En los álamos de Brooklyn
el viento habla como en los del camino a Santa Cruz,
la lengua del Río del Este es oscura como la del Duero,
y los perros de la zona te olisquean, te ladran o te ignoran,
y defecan en aceras y en la hierba como acostumbra
cualquier perro en cualquier parque; después de la lluvia,
viene el mismo olor a heces y a pelo mojado, y el mismo
olor húmedo a la corteza abierta de los árboles.
Los turistas allí hacemos fotos: de uno, de otro,
del acero, del vidrio, de la ruina,
del páramo que late debajo de toda cultura.
Las mujeres comen helados. Alguna con labios muy rojos
ríe desde su escote y su copa con frambuesas y observa
a quienes pasan por la calle. Los hombres
llevan gorras y camisetas con publicidad. Casi todos
hacemos fotos. Los hombres también
comen helados.
Hay una heladería famosa en Brooklyn,
cerca del puente de hierro sobre el Duero.
- de Geografías -
fotografía de Fernando Montes
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